El swinger es un mundo de mujeres

La protagonista en el estilo de vida swinger es la mujer. No es mundo machista, en el término amplio de la palabra y el hecho en sí mismo. No está determinado, ni dirigido hacia los hombres. Es todo lo opuesto a la cosificación femenina en términos de tanto de propiedad y voluntad.
Cuando una mujer vive el mundo swinger no lo hace presionada por complacer a su pareja, sino como una entrega a sus deseos, compartidos y acordados de igual a igual, apuntalados en una relación madura, bien cimentada, y en un absoluto estado de salud sentimental ¡de otro modo no sería posible!
En este sentido, en el estilo de vida swinger la mujer y el hombre están jugando con las mismas reglas, en el mismo terreno de juego y con las mismas oportunidades. Ambos son animales de caza, en un ecosistema donde todos están en procura de sus fantasías en libertad y sin presiones.
No existe mayor satisfacción en el mundo de la sexualidad que ser capaz de disfrutarla libremente. Y con libremente nos referimos, sin ninguna duda, tanto a tener la posibilidad y la capacidad de elegir cuándo, con quién y de qué modo. Como a no sentir la necesidad interna de justificar ante nada, ni ante nadie; más allá que a las fuentes del propio disfrute. Las mujeres tienen ese poder.

En términos generales pueda pensarse que en un mundo donde el sexo con diferentes personas es el elemento principal, no es para las mujeres. Habitualmente las mujeres que no son swinger están atrapadas en un fuego cruzado de información confusa sobre su sexualidad, los roles que tienen que desempeñar y las expectativas sociales, por ejemplo; La mujer debe ser sexy, pero no demasiado; sexual pero no lujuriosa; no frígida pero tampoco ninfómana; Una madre excepcional, una amiga entregada y una amante impecable. La mujer tiene que encontrar un punto medio según la sociedad, sin importar sus sentimientos o sus necesidades. Históricamente hablando se conforman y hacen a un lado su propia sexualidad con tal de ser aceptadas socialmente. El swinger rompe todo este paradigma.
La mayoría de las parejas comienzan a explorar el mundo swinger por iniciativa del hombre, generalmente ellos son quienes sugieren primero el tema. Organizan salidas y encuentros para que su pareja conozca, pruebe y si todo sale bien, acepte ser swinger. Cuando es la mujer quien lo propone se manifiesta un abierto deseo de la autoexploración sexual y una invitación franca, sincera y genuina a vivirla juntos.
Una vez que las mujeres entienden y aceptan ambientes sexualmente activos y se permiten experimentar, comienzan a despojarse de los prejuicios, los estereotipos y las expectativas sociales que las han hecho reprimir su sexualidad o a entenderse sexualmente de manera errónea. Cuando esto sucede, ya no hay marcha atrás para ellas.
Tal vez sea por eso es que en el mundo swinger se dice que "los hombres son los que comienzan, pero las mujeres son las que continúan". Una vez que prueban las mieles de su poder sexual, no lo sueltan.
¡Si de verdad quieres que tu mujer sea swinger, déjala descubrir ese poder!